ÍNDICE
•Introducción
•La prehistoria
•Incas, mayas y aztecas
•Egipto
•Los Mesopotámicos
•Grecia
•Los Íberos
•Los pueblos bárbaros
•Roma
•Imperio Bizantino
•La Edad Media
•Renacimiento
•Barroco
•Siglo XIX
•Neoclasicismo
•Imperio
•Romanticismo
•Realismo, Historicismo
•Siglo XX-I (1900-1930)
•Siglo XX-XXI (19030-1960)
•Siglo XX-XXI (1960-1980)
•Siglo XX-XXI (1980-2000)
•Siglo XX-XXI Los inicios del nuevo milenio
INTRODUCCIÓN
En la antigüedad el cabello era símbolo de vitalidad. Por ello ha sido siempre objeto de atenciones y cuidados. Calvicie, canas y caída del cabello han sido siempre signos valorados negativamente como señales de vejez o de enfermedad, que el hombre se ha esforzado por combatir con diferentes medios.
La dignidad y el estado social del hombre se podían apreciar por la longitud de sus cabellos. Cabellos largos llevaban los que nacían libres, los nobles, los guerreros y los dioses. Cabellos cortos llevaban, principalmente en las culturas romanas, los esclavos, sirvientes y trabajadores, lo que les proporcionaba mayor higiene.
A menudo se llevaban simultáneamente varios peinados mientras que las ropas se mantenían semejantes durante siglos.
En la antigüedad el cabello era símbolo de vitalidad. Por ello ha sido siempre objeto de atenciones y cuidados. Calvicie, canas y caída del cabello han sido siempre signos valorados negativamente como señales de vejez o de enfermedad, que el hombre se ha esforzado por combatir con diferentes medios.
La dignidad y el estado social del hombre se podían apreciar por la longitud de sus cabellos. Cabellos largos llevaban los que nacían libres, los nobles, los guerreros y los dioses. Cabellos cortos llevaban, principalmente en las culturas romanas, los esclavos, sirvientes y trabajadores, lo que les proporcionaba mayor higiene.
A menudo se llevaban simultáneamente varios peinados mientras que las ropas se mantenían semejantes durante siglos.
LA PREHISTORIA
Fuente inagotable de mitos y leyendas, el pelo fue visto hace miles de años como un potente elemento mágico o ceremonial. En nuestros días, todavía algunas de las culturas primitivas consideran que el alma de cada persona se encuentra en su cabello.
La importancia mágico-religiosa del cabello propició que ya en tiempos remotos su cuidado tuviera una considerable importancia en muchas sociedades.
Es posible que la primera herramienta usada por el hombre para cortarse el cabello fueran las lascas extremadamente afiladas de piedra de sílex, resultantes del laborioso proceso de obtención de material cortante a partir de golpear unas piedras con otras. El corte de pelo se debía indudablemente a cuestiones prácticas o ceremoniales y nada tenía que ver con los motivos únicamente estéticos de épocas posteriores.
Espinas de pescado, dientes de animales y ramitas secas de plantas diversas fueron los primitivos peines de aquellas gentes, que se supone que incluso llegaron a utilizar sangre, grasas y tintes vegetales como colorantes para teñir sus cabellos, siempre por motivos rituales.
En algunos pueblos utilizaban curiosas diademas tanto mujeres como hombres, y en otros sólo las mujeres vírgenes. Por lo general se utilizaban adornos para diferenciarse socialmente y para distinguirse de otras tribus.
INCAS, MAYAS Y AZTECAS
Estos pueblos ya extintos se vestían con muchísimos colores, y adoraban al sol y a la luna. Utilizaban cabellos largos trenzados, que decoraban con gran cantidad de joyas, cuentas de colores, plumas y otros adornos que aportaran distinción.
Estos pueblos ya extintos se vestían con muchísimos colores, y adoraban al sol y a la luna. Utilizaban cabellos largos trenzados, que decoraban con gran cantidad de joyas, cuentas de colores, plumas y otros adornos que aportaran distinción.
EGIPTO
El clásico peinado de las mujeres egipcias consiste en melenas completamente lisas, color negro azabache y decorado con finas diademas o con hilos de piedras brillantes o de colores.
Por otra parte los sacerdotes de determinadas castas podían raparse completamente el pelo, o por el contrario dedicarse a cultivar largas y cuidadas melenas. Así pues, podían diferenciarse los oficiantes del culto a uno u otro dios, entre otros detalles, por la clase de peinado o peluca utilizados.
La elaboradísima cultura egipcia fue de las primeras en considerar el cabello un elemento fundamental de la belleza física y lo trataba ya con funciones estéticas, a pesar de que, como hemos comentado, tuviera también usos sociales y religiosos.
Pelucas (de lana de oveja o de hojas de palma) y tintes se consideran inventos pertenecientes a la cultura de las pirámides, y es a ellos a quien se debe la utilidad de la henna en coloración capilar, usada todavía hoy para obtener tonos rojizos y caobas.
Se conocen utensilios (espejos, peines, navajas de afeitar) del Antiguo Egipto desde 5 milenios antes de Cristo que demuestran el interés de los egipcios por los cabellos y la barba.
Más tarde, en el Imperio Medio, aparece la peluca caracol, llamada así por el enrollado de los cabellos sobre el pecho.
Del Imperio Nuevo existe una estatua del Faraón Tutmosis III (1490 – 1436 a.C.) en la que se observa la barba postiza de las ceremonias que sube por las mejillas, sujeta por una cinta y desaparece bajo la corona real. La longitud de esta barba indica la importancia de su portador.
En el caso de dioses con figuras humanas esa barba llega hasta el pecho y sus puntas están enrolladas. La barba está trenzada frecuentemente y en las representaciones de los dioses acaba con la piedra divina, el lapislázuli.
Los sacerdotes egipcios llevaban la cabeza calva y se afeitaban el cuerpo totalmente cada tres días, incluso las cejas.
Además los faraones llevaban cofias o áspides que dejaban libres las orejas. Las reinas por su parte llevaban tocados en forma de buitre o de serpiente.
Los esclavos egipcios por su lado iban rapados y llevaban cascos de cuero.
LOS MESOPOTÁMICOS
Este grupo abarca los antiguos caldeos, babilonios, asirios, medos y persas. Los hombres lucían pelo natural tanto en la cabeza como en el rostro y se lo peinaban y rizaban muy cuidadosamente. En ocasiones se teñían el pelo con alheña, de una tonalidad rojo-anaranjada.
También utilizaban algo las pelucas. Las mujeres se dejaban crecer su pelo natural o llevaban pelucas. Empleaban tintes para el pelo y se oscurecían las cejas con color negro, dibujándolas de forma que casi se unían sobre la nariz. Los hombres, especialmente, se acentuaban mucho las cejas de esta forma.
GRECIA (2500 –siglo IV d.C.)
Los griegos convirtieron el culto a la belleza en uno de los pilares de su cultura. Los peinados que triunfaron en sus días eran extremadamente elaborados y llenos de detalles.
Al contrario que los egipcios, los griegos adoraban el movimiento expresado a través de múltiples rizos y ondas. También para los hombres el cabello rizado se consideraba exponente de la hermosura.
En Grecia los esclavos eran los encargados de mantener lo más hermosas posible las cabezas de sus amos. Pero Grecia aportó un elemento nuevo: los salones de belleza, dónde se peinaban y arreglaban las cabezas más selectas. Además se creó una escuela para la corte (de peinados) que tenía tanta importancia como la de bellas artes. Otra de las innovaciones de la época vino de la mano de Alejandro Magno, que a consecuencia de sus conquistas en Oriente, aportó toda clase de recetas para teñir y dar forma al peinado.
En las mujeres, el cabello es largo con rizos delanteros sobre la frente y el cabello recogido en la coronilla y dividido en gruesos mechones que caen sobre los hombros sobre la espalda recogidos con cintas.
Más adelante llevan la “peluca escalonada”, llamada así porque el cabello llega a los hombros en escalones horizontales. Este ondeado se logra con cintas pero en las estatuas no se aprecia si son metálicas o de tela (probablemente derivada de las pelucas egipcias).
Un poco más adelante aparece el peinado “perlado” que consiste en cabellos largos sobre la espalda, divididos en mechones, divididos a su vez en segmentos. También sobre la cabeza el peinado está ordenado en forma de perlas y sujeto por una cinta. También el cabello podía caer en forma de ondas y sujeto por una cinta alrededor de la frente.
Otro peinado bastante frecuente era el "corimbo", en forma cónica. Para decorar estos peinados se usaban agujas de hueso o marfil, redecillas, pañuelos, diademas, cintas y oro.
Para los hombres, la moda del pelo corto comienza hacia el 540 d.C. y barba. Generalmente llevaban barba, aunque los soldados del año 350 d.C. comenzaron a hacerse afeitados completos. Tenían el pelo rizado y casi corto como el que llevan los hombres en la actualidad.
En la Época clásica y helenística, el peinado en la mujer varía mucho siendo frecuentes el peinado de “lampadión” (antorcha en griego). El cabello va peinado hacia atrás y envuelto en una banda de la que sobresalen las puntas como las llamas de una antorcha. El recogido puede llevarse en la frente o detrás de la cabeza.
El peinado en forma de melón goza de gran preferencia e incluso es llevado por reinas y emperatrices romanas. En él, el cabello es dividido en diversos fragmentos que se peinan hacia atrás torneados o tirantes y allí se forma una trenza o un moño.
La única imposición en la moda cambiante del peinado en las mujeres es que la mujer casada debe llevar el cabello cubierto con un velo en sus apariciones en público.
Teñirse de rubio era ya algo bastante común en el 500 a.C., sobretodo entre prostitutas. Las mujeres se depilaban, se hacían las cejas, la manicura y la pedicura, dándole gran importancia a la estética y la belleza.
Los griegos convirtieron el culto a la belleza en uno de los pilares de su cultura. Los peinados que triunfaron en sus días eran extremadamente elaborados y llenos de detalles.
Al contrario que los egipcios, los griegos adoraban el movimiento expresado a través de múltiples rizos y ondas. También para los hombres el cabello rizado se consideraba exponente de la hermosura.
En Grecia los esclavos eran los encargados de mantener lo más hermosas posible las cabezas de sus amos. Pero Grecia aportó un elemento nuevo: los salones de belleza, dónde se peinaban y arreglaban las cabezas más selectas. Además se creó una escuela para la corte (de peinados) que tenía tanta importancia como la de bellas artes. Otra de las innovaciones de la época vino de la mano de Alejandro Magno, que a consecuencia de sus conquistas en Oriente, aportó toda clase de recetas para teñir y dar forma al peinado.
En las mujeres, el cabello es largo con rizos delanteros sobre la frente y el cabello recogido en la coronilla y dividido en gruesos mechones que caen sobre los hombros sobre la espalda recogidos con cintas.
Más adelante llevan la “peluca escalonada”, llamada así porque el cabello llega a los hombros en escalones horizontales. Este ondeado se logra con cintas pero en las estatuas no se aprecia si son metálicas o de tela (probablemente derivada de las pelucas egipcias).
Un poco más adelante aparece el peinado “perlado” que consiste en cabellos largos sobre la espalda, divididos en mechones, divididos a su vez en segmentos. También sobre la cabeza el peinado está ordenado en forma de perlas y sujeto por una cinta. También el cabello podía caer en forma de ondas y sujeto por una cinta alrededor de la frente.
Otro peinado bastante frecuente era el "corimbo", en forma cónica. Para decorar estos peinados se usaban agujas de hueso o marfil, redecillas, pañuelos, diademas, cintas y oro.
Para los hombres, la moda del pelo corto comienza hacia el 540 d.C. y barba. Generalmente llevaban barba, aunque los soldados del año 350 d.C. comenzaron a hacerse afeitados completos. Tenían el pelo rizado y casi corto como el que llevan los hombres en la actualidad.
En la Época clásica y helenística, el peinado en la mujer varía mucho siendo frecuentes el peinado de “lampadión” (antorcha en griego). El cabello va peinado hacia atrás y envuelto en una banda de la que sobresalen las puntas como las llamas de una antorcha. El recogido puede llevarse en la frente o detrás de la cabeza.
El peinado en forma de melón goza de gran preferencia e incluso es llevado por reinas y emperatrices romanas. En él, el cabello es dividido en diversos fragmentos que se peinan hacia atrás torneados o tirantes y allí se forma una trenza o un moño.
La única imposición en la moda cambiante del peinado en las mujeres es que la mujer casada debe llevar el cabello cubierto con un velo en sus apariciones en público.
Teñirse de rubio era ya algo bastante común en el 500 a.C., sobretodo entre prostitutas. Las mujeres se depilaban, se hacían las cejas, la manicura y la pedicura, dándole gran importancia a la estética y la belleza.
LOS ÍBEROS
En nuestras tierras los íberos habían seguido sus propios criterios. Hasta la fecha sólo nos han llegado testimonios a través de estatuillas de damitas, a partir de las cuales se ha podido descubrir la enorme influencia de la cultura griega. Así, se observa una deliciosa mezcla entre lo autóctono y lo importado que muestra, por ejemplo, objetos de tocado similares a ruedas, que algunos expertos han identificado con pelo trenzado, enroscado y cubierto de tela. Además de complementos como mantillas y peinetas, que tanto se identifican, todavía hoy, con la cultura hispánica, los íberos utilizaron también los elementos de peluquería propios de los griegos de la época: esto son cintas, redecillas y diademas a modo de corona.
En nuestras tierras los íberos habían seguido sus propios criterios. Hasta la fecha sólo nos han llegado testimonios a través de estatuillas de damitas, a partir de las cuales se ha podido descubrir la enorme influencia de la cultura griega. Así, se observa una deliciosa mezcla entre lo autóctono y lo importado que muestra, por ejemplo, objetos de tocado similares a ruedas, que algunos expertos han identificado con pelo trenzado, enroscado y cubierto de tela. Además de complementos como mantillas y peinetas, que tanto se identifican, todavía hoy, con la cultura hispánica, los íberos utilizaron también los elementos de peluquería propios de los griegos de la época: esto son cintas, redecillas y diademas a modo de corona.
LOS PUEBLOS BÁRBAROS
Los pueblos a quienes los romanos denominaron bárbaros fueron en cuestiones de peluquería, como en muchas otras, gente eminentemente práctica. Los cabellos largos y sucios podían llegar a ser realmente molestos y siendo pueblos humildes y poco dados a valorar y considerar criterios estéticos hicieron de las trenzas y las colas de caballo sus peinados insignia.
Guerreros y cazadores, poco dados a cultivar las artes, no podían entretenerse en rizar, colorear o decorar sus cabellos. Así que en algo coincidieron los hunos que venían de Oriente con celtas y vikingos del Centro y Norte de Europa: el cabello largo y trenzado (negro en los primeros y rubio o pelirrojo en los otros).
ROMA (siglo V – IV a.C. hasta V d.C.)
Entre las múltiples adopciones culturales que los
romanos tomaron de los griegos se encuentran los criterios estéticos, y entre
ellos el de mostrar cabellos lustrosos y peinados elaborados y con infinidad de
detalles. El cabello era corto para los hombres y solía sujetarse con una
cinta. Las mujeres podían dejar caer su cabello rizado, en forma de tirabuzón o
ligeramente ondulado, o bien recogerlo en moños sobre la nuca, que envolvían
con redecillas y cintas del mismo modo que anteriormente hicieron las griegas.
Pero el Imperio Romano no sólo tomó ejemplo de la cultura griega, sino que también se fijó en los hermosos cabellos rubios de los pueblos del norte a los que Julio César hizo cautivos. El impacto de ese nuevo tono causó un gran efecto en las mujeres y se empezaron a realizar pruebas para aclarar el cabello, entre las que se popularizó el compuesto de sebo de cabra, ceniza de haya y flor de manzanilla, pese a que resultaba nefasto para la salud de las ya castigadas melenas. Quizá por este motivo, o porque resultaba más práctico, se popularizaron las pelucas elaboradas con cabello de prisioneras. Los salones de peluquería eran ya un negocio, aunque en aquel entonces no existían de modo global como en la actualidad sino que se organizaban por especialidades. En unos se realizaban peinados, en otros se daba color, en otros se hacían pelucas o postizos...
Los romanos de los primeros siglos llevaban barbas y cabellos largos, pero hallazgos de navajas de afeitar y espejos demuestran que los recortaban y los mantenían arreglados y de largo medio.
En el siglo II surge entre los romanos la necesidad de lavarse los dientes y afeitarse regularmente. Los muy principales llevaban las barbas cuidadas con esmero.
En los distintos siglos del Imperio romano, la moda del cabello venía determinada por los peinados del emperador y emperatriz reinantes que se trasmitía a través de sus efigies representadas en las monedas. Los principales se cambiaban el peinado al aumentar la edad así como al ascender de posición.
El peinado de Augusto (27 a.C. – 14 d.C.) fue clásico entre los romanos. Llevaba en forma aparentemente desordenada, mechones en forma de lengüeta sobre la frente. En el perfil se observa que los mechones están sistemáticamente por encima o al lado uno del otro.
Trajano llevará los mechones ondeados en la frente en forma de “s” (no se sabe si para ocultar las heridas de las batallas o por influencias de los griegos para quienes la barba era símbolo de rango).
En los siglos IV y V los peinados son semejantes, cabello corto con flequillo ondulado hasta alargarse a medida que nos acercamos a la caída del Imperio romano en el 476 con el destronamiento del último emperador.
En el caso de los peinados de la mujer, Livia, que se casó con Augusto en el 39 d.C., llevaba un tocado con un bucle sobre la frente en forma de rulo. El cabello está dividido en tres partes por medio de dos rayas en la zona frontal. La zona central se peina hacia atrás y se recoge en forma de tubo encima de la frente y los laterales van ondeados hacia adentro y se recogen en un moño en la nuca. Este peinado se conocía como el peinado de “nudo” por el rulo situado en la frente y desapareció en el 17 d.C.
Pero el Imperio Romano no sólo tomó ejemplo de la cultura griega, sino que también se fijó en los hermosos cabellos rubios de los pueblos del norte a los que Julio César hizo cautivos. El impacto de ese nuevo tono causó un gran efecto en las mujeres y se empezaron a realizar pruebas para aclarar el cabello, entre las que se popularizó el compuesto de sebo de cabra, ceniza de haya y flor de manzanilla, pese a que resultaba nefasto para la salud de las ya castigadas melenas. Quizá por este motivo, o porque resultaba más práctico, se popularizaron las pelucas elaboradas con cabello de prisioneras. Los salones de peluquería eran ya un negocio, aunque en aquel entonces no existían de modo global como en la actualidad sino que se organizaban por especialidades. En unos se realizaban peinados, en otros se daba color, en otros se hacían pelucas o postizos...
Los romanos de los primeros siglos llevaban barbas y cabellos largos, pero hallazgos de navajas de afeitar y espejos demuestran que los recortaban y los mantenían arreglados y de largo medio.
En el siglo II surge entre los romanos la necesidad de lavarse los dientes y afeitarse regularmente. Los muy principales llevaban las barbas cuidadas con esmero.
En los distintos siglos del Imperio romano, la moda del cabello venía determinada por los peinados del emperador y emperatriz reinantes que se trasmitía a través de sus efigies representadas en las monedas. Los principales se cambiaban el peinado al aumentar la edad así como al ascender de posición.
El peinado de Augusto (27 a.C. – 14 d.C.) fue clásico entre los romanos. Llevaba en forma aparentemente desordenada, mechones en forma de lengüeta sobre la frente. En el perfil se observa que los mechones están sistemáticamente por encima o al lado uno del otro.
Trajano llevará los mechones ondeados en la frente en forma de “s” (no se sabe si para ocultar las heridas de las batallas o por influencias de los griegos para quienes la barba era símbolo de rango).
En los siglos IV y V los peinados son semejantes, cabello corto con flequillo ondulado hasta alargarse a medida que nos acercamos a la caída del Imperio romano en el 476 con el destronamiento del último emperador.
En el caso de los peinados de la mujer, Livia, que se casó con Augusto en el 39 d.C., llevaba un tocado con un bucle sobre la frente en forma de rulo. El cabello está dividido en tres partes por medio de dos rayas en la zona frontal. La zona central se peina hacia atrás y se recoge en forma de tubo encima de la frente y los laterales van ondeados hacia adentro y se recogen en un moño en la nuca. Este peinado se conocía como el peinado de “nudo” por el rulo situado en la frente y desapareció en el 17 d.C.
A continuación, el cabello
se divide en dos (en una línea transversal de oreja a oreja) y la parte
delantera se peina hacia delante en líneas de ricitos. Este peinado va
evolucionando aumentando los rizos en cantidad y altura, formando un
abultamiento redondo que se denomina “orbis” (esfera). Este conjunto de rizos
constaba de apliques artificiales de pelo que se sujetaban sobre el pelo propio
con una diadema. El resto de pelo se trenza y coloca en forma de moño,
En el siglo II, se trenzaba el pelo y se añadían trenzas artificiales haciendo una especie de turbante de trenzas alrededor de la cabeza.
Tanto los hombres como las mujeres prefieren el color rubio de los cabellos. Por ese motivo los romanos ricos se echaban polvo de oro sobre ellos o se ponían pelucas o apliques de este tono que a veces traían de Germania y que tanto apreciaban.
En el siglo II, se trenzaba el pelo y se añadían trenzas artificiales haciendo una especie de turbante de trenzas alrededor de la cabeza.
Tanto los hombres como las mujeres prefieren el color rubio de los cabellos. Por ese motivo los romanos ricos se echaban polvo de oro sobre ellos o se ponían pelucas o apliques de este tono que a veces traían de Germania y que tanto apreciaban.
IMPERIO BIZANTINO
La capital era Constantinopla. La ostentación es el máximo explendor. Los adornos eran joyas, coronas, redecillas de oro, piedras preciosas. La capital de la moda pasa a oriente.
EDAD MEDIA (500 – 1500 aprox.)
Una vez retirados los romanos de todos los territorios que habían mantenido bajo su influencia dejaron tras de sí un panorama desolador. Sin una administración competente las zonas urbanas se convirtieron en focos de pobreza y epidemias.
Sólo en la Corte y los pequeños entornos de los señores feudales se mantenía un nivel de vida que permitía unos mínimos retoques estéticos, que, eso sí, solían limitarse a recogidos en las melenas de las damas.
Una religión apremiante que prohibía todo tipo de frivolidad jugó también una mala pasada a aquellas más presumidas que pudiesen intentar arreglarse de un modo más original que el estrictamente permitido.
Teñirse el cabello dejó de ser material y moralmente posible. Sin embargo, las mujeres debían llevar el cabello largo y bien recogido, lo que obligó a agudizar la imaginación para crear todo tipo de moños y trenzas. La única manera de proteger el cabello de la suciedad y los piojos era cubrirlo convenientemente, por lo que se generalizó el uso de capuchas, velos, gorros y sombreros, en invierno y en verano.
Las mujeres intentaban arreglarse de la manera más coqueta posible sin salirse de los cánones estrictamente indicados. Las más humildes tejían en sus cabellos trenzas de todo tipo que generalmente nunca dejaban caer, sino que se enroscaban encima o alrededor de la cabeza formando originales recogidos. Sus únicos recursos para hacerlo eran peines de madera e hilos de lana.
A menudo, se usaban flores como ornamento, pues era lo único que tenían a su alcance. La raya en medio era lo más convencional.
Las clases más afortunadas disponían de joyas e incluso diademas, aunque la principal diferencia, única aportación de la época al sector de la peluquería, fue la aparición de los tirabuzones, que hasta ese momento no adquirieron consistencia como peinado, aunque no fue hasta mucho después, en el Barroco, cuando realmente se popularizaron. En palacio, los recogidos eran mucho más sofisticados, incluyendo a menudo cuentas y todo tipo de piedras para decorarlo
ALTA EDAD MEDIA
El cabello, durante esta época era símbolo de poder, riqueza, dignidad, etc. Las leyes medievales afirman que el tocar o arrancar parte de la barba o los cabellos será castigado con fuertes multas de dinero o con castigos corporales. Las mujeres casadas deben llevar sus cabellos cubiertos.
Desde que el rey franco, prescindió de los cabellos largos, se establece la moda del cabello corto en Francia. En los siglos IX y X era moda generalizada el cabello corto en los jóvenes y la barba en los mayores.
Los jóvenes nobles se afeitan la frente y dejan caer los cabellos rizados por la espalda. Los cortesanos de los siglos XII y XIII demostraban gran interés por los cabellos largos y rizados. Las pintas de los rizos podían ir hacia adentro o afuera, llamándose en este caso el peinado de “viruta” por asemejarse a la forma de las virutas de madera después de un cepillado.
Las mujeres llevaron el pelo largo durante toda la Edad Media. En los siglos XII y XIII también los llevaron rizados como los hombres. Las mujeres casadas normalmente llevaban sus cabellos ocultos por una cofia. Desde mediados del siglo XII, aparece la “Venda” que consiste en una venda que se usaba rodeando la barbilla y una banda rígida rodeando la cabeza en forma de corona.
La clase religiosa se caracterizaba por sus cabellos cortos y por la tonsura (círculo de cabellos afeitados en la coronilla).
La caída de cabello era una gran desgracia en la Edad Media por lo que existían muchos y disparatados medios para procurar su crecimiento: preparados de ortigas, topos, abejas, sanguijuelas, etc.
Aparecen las tenacillas calientes en el siglo XIII
BAJA EDAD MEDIA (1350 – 1450 aprox.)
Los peinados de las mujeres evolucionan rápidamente, adaptándose a los coquetos cambios y comienzan a preocuparse por lucir “auténticos peinados” que exigen gran detalle y largo tiempo en su preparación.
Mujeres:
Uno de los peinados clásicos del siglo XIV se basa en dos trenzados amplios que caen por las mejillas rodeando las orejas y casi siempre sostenidos por una red. También se usaban mucho tocados con cucuruchos de gran tamaño.
En los países nórdicos, se llevan los grandes tocados de formas voluminosas que hacen parecer la figura femenina más delicada. Al principio se llevaban sobre las orejas pequeñas formas de cuernos sostenidas por una red. Eran muy utilizados el tocado de aguja o hennin, el tocado turbante, que tenía un velo cosido en la parte alta. Es clásico también el tocado en forma de “maceta” invertida sobre la cabeza.
También para estilizar la cara se procura levantar los cabellos. El ideal de belleza consiste en una clara frente redondeada y alta, los cabellos de las sienes se retiran hasta el borde de las cofias, pieles blancas y labios carmín. Se depilan las cejas y el cabello de la frente. La depilación se realiza con piedra pómez y mezclas de extravagantes productos (huevos de hormiga, etc.)
Solamente, las jovencitas y las vírgenes llevaban los cabellos sueltos, y en todo caso, según su categoría una pequeña diadema. Les gusta cambiar el color de sus cabellos pero el rojo no estaba bien visto en la época.
Hombres:
Los cabellos se llevan medianos, ligeramente ondulados y a veces los cabellos cortos en la frente y con un bucle hacia adentro. El pueblo llano estaba obligado a llevar el pelo corto. En general, no llevan barbas, solo los señores mayores como símbolo de dignidad y sabiduría.
En el siglo XV, Llevan los cabellos cortos.
El cabello de los monjes se peina de forma radial desde el remolino hacia fuera en todos los sentidos, se corta por encima de las orejas y alrededor de las orejas.
A mediados de siglo, sobre todo los jovencitos, llevan la cabeza llena de grandes rulos que se realizan con tenacillas. A veces se entrelazan con cintas y el peinado masculino se afemina
Los peinados de las mujeres evolucionan rápidamente, adaptándose a los coquetos cambios y comienzan a preocuparse por lucir “auténticos peinados” que exigen gran detalle y largo tiempo en su preparación.
Mujeres:
Uno de los peinados clásicos del siglo XIV se basa en dos trenzados amplios que caen por las mejillas rodeando las orejas y casi siempre sostenidos por una red. También se usaban mucho tocados con cucuruchos de gran tamaño.
En los países nórdicos, se llevan los grandes tocados de formas voluminosas que hacen parecer la figura femenina más delicada. Al principio se llevaban sobre las orejas pequeñas formas de cuernos sostenidas por una red. Eran muy utilizados el tocado de aguja o hennin, el tocado turbante, que tenía un velo cosido en la parte alta. Es clásico también el tocado en forma de “maceta” invertida sobre la cabeza.
También para estilizar la cara se procura levantar los cabellos. El ideal de belleza consiste en una clara frente redondeada y alta, los cabellos de las sienes se retiran hasta el borde de las cofias, pieles blancas y labios carmín. Se depilan las cejas y el cabello de la frente. La depilación se realiza con piedra pómez y mezclas de extravagantes productos (huevos de hormiga, etc.)
Solamente, las jovencitas y las vírgenes llevaban los cabellos sueltos, y en todo caso, según su categoría una pequeña diadema. Les gusta cambiar el color de sus cabellos pero el rojo no estaba bien visto en la época.
Hombres:
Los cabellos se llevan medianos, ligeramente ondulados y a veces los cabellos cortos en la frente y con un bucle hacia adentro. El pueblo llano estaba obligado a llevar el pelo corto. En general, no llevan barbas, solo los señores mayores como símbolo de dignidad y sabiduría.
En el siglo XV, Llevan los cabellos cortos.
El cabello de los monjes se peina de forma radial desde el remolino hacia fuera en todos los sentidos, se corta por encima de las orejas y alrededor de las orejas.
A mediados de siglo, sobre todo los jovencitos, llevan la cabeza llena de grandes rulos que se realizan con tenacillas. A veces se entrelazan con cintas y el peinado masculino se afemina
RENACIMIENTO (1420 – 1620 aprox.)
El culto a la belleza personal y la moda la marca
Italia, siendo su máximo exponente Florencia.
Los accesorios proliferan y aparecen los postizos, especialmente en forma de trenzas y moños muy elaborados.
Además redecillas, coronas y joyas entrelazadas se extienden no sólo por la Corte, sino entre las florecientes clases urbanas.
De esta manera se expanden los peinados de las casas venecianas y la moda de teñir el cabello en tonos rojizos, para lo que se empleaban mezclas de sulfuro negro, miel y alumbre con las que se embalsaban las cabelleras y posteriormente se exponían al sol para potenciar la acción de la fórmula.
Nació en estos momentos la pasión por cambiar el color natural de la melena de las mujeres, y se popularizaron también el rubio ceniza, el hilo de oro y el color azafrán.
Trenzas anudadas encima de la cabeza o a los costados han perdurado desde la etapa medieval, y sin embargo, ahora son decoradas con todo aquél complemento que se pueda imaginar. A pesar de esto, el buen gusto y la prudencia son muy bien considerados en la época, con lo que la elegancia prima por encima del recargamiento.
Italia En las pinturas de la época se observan las mujeres de perfil para resaltar una frente muy amplia, conseguida por medio de la depilación, con cabellos tirantes y levantados. Las cejas son finas.
A principios del siglo XV, los peinados se ajustan altos, sujetos con cintas y la línea de la espalda se destaca con pequeños escotes. Los cabellos peinados hacia atrás se meten bajo un armazón en forma de canasto encima del cual no se agregan ni telas ni apliques de cabello. Como peinado de diario, mantienen las trenzas rodeando la cabeza. En el pueblo, se utiliza este peinado pero en lugar de trenzas, la cabeza se rodea con mechones que terminan colgando hacia el costado o hacia atrás.
Dentro de las clases altas se realizan verdaderas obras maestras del peinado: peinando los cabellos tirantes desde la frente se realizan trenzas adornadas con cintas y perlas que se entrelazan artísticamente en forma circular en la parte posterior de la cabeza.
A medida que avanza el siglo, los cabellos de la frente ya no se depilan. El pelo dividido al medio se lleva liso hacia la nuca, tapando las orejas, y se ajusta en un moño en la parte posterior dela cabeza. Este peinado suele completarse con un mechón o dos por debajo de la barbilla. El peinado se cubre con una pequeña cofia o red de pedrería. Otro peinado muy vistoso es el de los cabellos divididos en dos y recogidos formando dos grandes caracoles sobre las orejas.
Las damas elegantes prefieren los cabellos rubios y en ocasiones llevan la parte superior de un color y los costados de otro.
El hombre se deja crecer los cabellos a un largo medio.
En la primera mitad del siglo XVI, Continúa el pelo rubio o pelirrojo y la tez clara. Existe la preocupación de mantener la cabeza pequeña. Ya no se ocultan los cabellos con cofias sino que se adornan con finas redes. El peinado característico de las mujeres es el cabello con raya al medio, peinado liso hacia ambos lados de la cabeza y llevado hacia atrás por encima de las orejas.
El peinado más apreciado es el que a partir de unos cabellos con raya al medio, se forma un rollo en la parte superior de la cabeza que la rodea en forma de diadema.
Hacia la mitad del siglo, se peinan los cabellos tirantes, sin raya, sujetos en un alto moño, rodeado de trenzas naturales o postizas. El codiciado “rojo Tiziano” del siglo XVI se consigue con henna.
En los hombres, a principios del siglo XVI, se lleva la barba como el más importante atributo. La barba trae consigo, en la mayoría de los casos, el corte de los cabellos.
Oeste y centro de Europa
En Francia, las mujeres llevan cofia del Medievo. Se impone la pequeña cofia francesa en forma de herradura que se asienta en la parte posterior de la cabeza y permite que los cabellos se puedan peinar lacios a los lados y hacia atrás. La mujer alemana continúa llevando la peluca con trenzas.
El hombre típico es Francisco I: cabello corto, fino y curvado bigote y barba afeitada alrededor de la boca.
A partir de una raya al medio se estiran los cabellos, que se ajustan en la parte superior delantera de la cabeza, dándoles forma de corazón. Al igual que en el Renacimiento Temprano, se aprecia una alta y ancha frente. La parte posterior de la cabeza se adorna con una cofia.
A finales del siglo XVI se carda el pelo de la frente, hasta convertirse en una fina y alta pirámide sostenida con
Los accesorios proliferan y aparecen los postizos, especialmente en forma de trenzas y moños muy elaborados.
Además redecillas, coronas y joyas entrelazadas se extienden no sólo por la Corte, sino entre las florecientes clases urbanas.
De esta manera se expanden los peinados de las casas venecianas y la moda de teñir el cabello en tonos rojizos, para lo que se empleaban mezclas de sulfuro negro, miel y alumbre con las que se embalsaban las cabelleras y posteriormente se exponían al sol para potenciar la acción de la fórmula.
Nació en estos momentos la pasión por cambiar el color natural de la melena de las mujeres, y se popularizaron también el rubio ceniza, el hilo de oro y el color azafrán.
Trenzas anudadas encima de la cabeza o a los costados han perdurado desde la etapa medieval, y sin embargo, ahora son decoradas con todo aquél complemento que se pueda imaginar. A pesar de esto, el buen gusto y la prudencia son muy bien considerados en la época, con lo que la elegancia prima por encima del recargamiento.
Italia En las pinturas de la época se observan las mujeres de perfil para resaltar una frente muy amplia, conseguida por medio de la depilación, con cabellos tirantes y levantados. Las cejas son finas.
A principios del siglo XV, los peinados se ajustan altos, sujetos con cintas y la línea de la espalda se destaca con pequeños escotes. Los cabellos peinados hacia atrás se meten bajo un armazón en forma de canasto encima del cual no se agregan ni telas ni apliques de cabello. Como peinado de diario, mantienen las trenzas rodeando la cabeza. En el pueblo, se utiliza este peinado pero en lugar de trenzas, la cabeza se rodea con mechones que terminan colgando hacia el costado o hacia atrás.
Dentro de las clases altas se realizan verdaderas obras maestras del peinado: peinando los cabellos tirantes desde la frente se realizan trenzas adornadas con cintas y perlas que se entrelazan artísticamente en forma circular en la parte posterior de la cabeza.
A medida que avanza el siglo, los cabellos de la frente ya no se depilan. El pelo dividido al medio se lleva liso hacia la nuca, tapando las orejas, y se ajusta en un moño en la parte posterior dela cabeza. Este peinado suele completarse con un mechón o dos por debajo de la barbilla. El peinado se cubre con una pequeña cofia o red de pedrería. Otro peinado muy vistoso es el de los cabellos divididos en dos y recogidos formando dos grandes caracoles sobre las orejas.
Las damas elegantes prefieren los cabellos rubios y en ocasiones llevan la parte superior de un color y los costados de otro.
El hombre se deja crecer los cabellos a un largo medio.
En la primera mitad del siglo XVI, Continúa el pelo rubio o pelirrojo y la tez clara. Existe la preocupación de mantener la cabeza pequeña. Ya no se ocultan los cabellos con cofias sino que se adornan con finas redes. El peinado característico de las mujeres es el cabello con raya al medio, peinado liso hacia ambos lados de la cabeza y llevado hacia atrás por encima de las orejas.
El peinado más apreciado es el que a partir de unos cabellos con raya al medio, se forma un rollo en la parte superior de la cabeza que la rodea en forma de diadema.
Hacia la mitad del siglo, se peinan los cabellos tirantes, sin raya, sujetos en un alto moño, rodeado de trenzas naturales o postizas. El codiciado “rojo Tiziano” del siglo XVI se consigue con henna.
En los hombres, a principios del siglo XVI, se lleva la barba como el más importante atributo. La barba trae consigo, en la mayoría de los casos, el corte de los cabellos.
Oeste y centro de Europa
En Francia, las mujeres llevan cofia del Medievo. Se impone la pequeña cofia francesa en forma de herradura que se asienta en la parte posterior de la cabeza y permite que los cabellos se puedan peinar lacios a los lados y hacia atrás. La mujer alemana continúa llevando la peluca con trenzas.
El hombre típico es Francisco I: cabello corto, fino y curvado bigote y barba afeitada alrededor de la boca.
A partir de una raya al medio se estiran los cabellos, que se ajustan en la parte superior delantera de la cabeza, dándoles forma de corazón. Al igual que en el Renacimiento Temprano, se aprecia una alta y ancha frente. La parte posterior de la cabeza se adorna con una cofia.
A finales del siglo XVI se carda el pelo de la frente, hasta convertirse en una fina y alta pirámide sostenida con
Alambres (peinado de pera). En los tiempos de Isabel I de Inglaterra
se llevaban voluminosos peinados de rizos. Isabel I pone de moda los cabellos
rojos por ser éste el color de los suyos.
La ancha barba anterior se convierte en este período en una barba puntiaguda. El bigote puede ser recortado, con las puntas elevadas o cayendo por las comisuras. Es frecuente llevar una pequeña perilla con un escaso bigote. En la última década los hombres empiezan a dejarse crecer el pelo.
PERSONAJES
Duquesa de Montpensier, Margarita de Valois.
La ancha barba anterior se convierte en este período en una barba puntiaguda. El bigote puede ser recortado, con las puntas elevadas o cayendo por las comisuras. Es frecuente llevar una pequeña perilla con un escaso bigote. En la última década los hombres empiezan a dejarse crecer el pelo.
PERSONAJES
Duquesa de Montpensier, Margarita de Valois.
BARROCO (1620 – 1715)
Pero sin lugar a dudas si algo caracteriza el look de la época son las pelucas (aparición fomentada por Luis XIV de Francia, que deseaba ocultar su calva) y el peinado Garzette, que consistía en una base metálica con forma ovalada y volumen a los lados, que después cubrían con cabellos rizados.
En pelucas y peinados se reflejaron los gustos estéticos del momento, por lo que se puede observar monumentalidad, espectacular y recargada riqueza decorativa, expresividad, etc.
Así se mezclaban con el cabello joyas, gasas, plumas, flores, cintas y elementos inimaginables, de manera que una peluca podía llegar a ser la maqueta de un castillo o de un barco. A más espectacularidad, mayor prestigio se ganaba socialmente, de manera que esta suerte de peinados llegaron a obligar a las damas a agacharse para entrar en las carrozas.
El rizo durante el barroco, y los tirabuzones, empezaron a crearse de manera artificial, mediante palos cilíndricos que luego se sometían al calor de hornos de panadería o incluso, fraguas.
Con la llegada de la Revolución Francesa, las pelucas desaparecieron por completo y volvió el gusto por el pelo natural.
Los caballeros llevaban el pelo rizado y el bigote adquiere mayor importancia, a medida que fue recortado y rizado y se le aplicaron ceras o pomadas. Los puritanos llevaban el pelo corto y redondeado e iban completamente afeitados.
Durante este siglo también se pusieron de moda las pelucas. La peluca “allonge” está muy difundida para altos funcionarios, doctores y abogados.
Los peinados de las mujeres se hicieron, muy elaborados y se utilizaron postizos de pelo para darles mayor volumen y altura. Son característicos los peinados con abundantes rizos y con flequillo también rizado.
En la conservadora España, se lleva el cabello encima de un armazón de alambre, muy ancho a los lados y adornado con abundantes moñas, plumas y joyas.
A finales de siglo se lleva el peinado Fontange que consistía en una alta construcción de rizos y una cofia almidonada de lino o de puntilla. El peinado era construido encima de una almohadilla o de una construcción de alambre.
Los adornos típicos eran perlas, lazos, flores, plumas.
PERSONAJES
Luís XIII, Champagne (peluquero), Martine (peluquera sucesora de Champagne).
ROCOCÓ (1715 – 1789)
Los primeros peinados de la mujer de esta época son recogidos sencillos y empolvados. A partir de 1764 se ven nobles y ricas burguesas con peinados que crecen cada vez más en altura y que alcanzan la máxima en 1778. El adorno preferido son las plumas. Los peinados se coronan con extravagantes construcciones como un velero.
Durante este siglo desaparecieron las barbas de los rostros de casi todos los europeos. La moda de la trenza o coleta postiza de pelo perduró casi todo el siglo y la llevaban especialmente los militares. La moda de empolvarse el pelo o la peluca con polvo blanco o harina de trigo (también se utilizaba una tierra blanca y blanda y yeso) alcanzó su máxima popularidad durante este período. Había también polvos para el pelo de tonos rosas, azules y grises. Las clases bajas tenían coletas de pelo o se lo dejaban por detrás y no utilizaban coleta.
Los militares británicos tenían dos estilos predominantes. Uno era el peinado blanqueado, utilizado por los que llevaban sombrero, con un lazo pequeño en la parte de atrás. El estilo del peinado con una trenza cuyo extremo se sujetaba a la parte posterior de la cabeza se utilizaba en las compañías de granaderos e infantería ligera por aquellos que llevaban gorra en lugar de sombrero.
Como en el siglo anterior, muchas mujeres llevaban pelucas. Los postizos de pelo se utilizaban también con el pelo natural y practicaban el empolvado del cabello.
Los primeros peinados de la mujer de esta época son recogidos sencillos y empolvados. A partir de 1764 se ven nobles y ricas burguesas con peinados que crecen cada vez más en altura y que alcanzan la máxima en 1778. El adorno preferido son las plumas. Los peinados se coronan con extravagantes construcciones como un velero.
Durante este siglo desaparecieron las barbas de los rostros de casi todos los europeos. La moda de la trenza o coleta postiza de pelo perduró casi todo el siglo y la llevaban especialmente los militares. La moda de empolvarse el pelo o la peluca con polvo blanco o harina de trigo (también se utilizaba una tierra blanca y blanda y yeso) alcanzó su máxima popularidad durante este período. Había también polvos para el pelo de tonos rosas, azules y grises. Las clases bajas tenían coletas de pelo o se lo dejaban por detrás y no utilizaban coleta.
Los militares británicos tenían dos estilos predominantes. Uno era el peinado blanqueado, utilizado por los que llevaban sombrero, con un lazo pequeño en la parte de atrás. El estilo del peinado con una trenza cuyo extremo se sujetaba a la parte posterior de la cabeza se utilizaba en las compañías de granaderos e infantería ligera por aquellos que llevaban gorra en lugar de sombrero.
Como en el siglo anterior, muchas mujeres llevaban pelucas. Los postizos de pelo se utilizaban también con el pelo natural y practicaban el empolvado del cabello.
PERSONAJES
Leonart (peluquero), Reina Margot, Madame Pompadour, Princesa de Lamballe (prima de Mª Antonieta), María Antonieta.
Leonart (peluquero), Reina Margot, Madame Pompadour, Princesa de Lamballe (prima de Mª Antonieta), María Antonieta.
SIGLO XIX, ÉPOCA DE CAMBIOS
Así, las grandes pelucas y los abalorios de fantasía quedaron relegados por un largo periodo de tiempo.
Aparecieron así los peluqueros, que trabajaban sobre todo a domicilio cuando lo hacían con la burguesía. Se asentó definitivamente el oficio, el de expertos en cabello que lavaban y sobretodo peinaban a grupos de clientas a cambio de una remuneración económica; a diferencia de los antiguos peluqueros de la Corte que solían ser doncellas u otros sirvientes que aprendieron la profesión o bien artesanos o sastres que confeccionaban pelucas.
Los caballeros sin embargo, cortaban su cabello en el barbero, sin decidirse todavía a ponerse en manos de los estilistas que trataban a las señoras. Las mujeres de las clases sociales más humildes sujetaban sus cabellos, sobretodo en moños, que empezó a considerarse el peinado más decoroso del momento.
También las burguesas adoptaron este peinado. Cubrirlo con el sombrero adecuado al salir a la calle se convirtió en el máximo adorno para estos moños sujetos en la nuca y a menudo cubiertos por redecillas.
Pero la auténtica revolución de la peluquería en esta época la provocó la aparición del agua oxigenada en 1867. Lo que hasta entonces habían sido recetas auténticamente peligrosas para la salud del pelo y el cuero
Cabelludo pasó a convertirse en un proceso de decoloración mucho más
sencillo y seguro. La coloración vivió otro avance espectacular casi a las
puertas del S.XX cuando aparecieron los primeros colorantes sintéticos. Y
aunque sólo las clases más favorecidas hacían uso de ellos y que tampoco fueron
recibidos con gran entusiasmo, significaron la primera semilla de un producto
que sin duda ha evolucionado en 100 años más que ningún otro de los utilizados
en esta profesión.
PERSONAJES
Eugenia de Montijo, Emperatriz Mª Luisa.
PERSONAJES
Eugenia de Montijo, Emperatriz Mª Luisa.
NEOCLASICISMO (1789 – 1804)
Los peinados con altas torres y sobretodo el empolvado y las pelucas han terminado. Se produce la unificación de peinados de todas las clases sociales.
Se lleva lo simple y lo natural: los cabellos y los colores de estos son naturales. Desaparece la trenza en los hombres y llevan el cabello suelto. Las mujeres llevan el cabello suelto y se lo hacen poner en desorden, incluso artificialmente.
Intentan imitar los peinados griegos de los siglos V y IV d.C, en los que los cabellos, fundamentalmente los rizados, se ajustaba arriba mediante todo tipo de adornos sobre todo con bandas y pañuelos.
Se pone de moda la cabeza romana “a lo Tito”. Las que quieren seguir la moda pero no hacer víctima a su cabello de ese mal corte usan pelucas negras.
IMPERIO (1804 – 1815)
El gusto por los peinados naturales y los sencillos vestidos dura poco. Tanto los peinados como los vestidos adoptan formas más rígidas.
El cabello se retira de los lados y se ajusta atrás en un moño. A los lados caen cabellos cortos rizados. Los cabellos se sujetan con diademas, collares, peinetas, etc.
Los hombres llevaron el cabello corto, cayendo hacia delante, ondeados, sin raya. Este peinado “tipo César” es el que llevaba Napoleón que se consideraba sucesor del emperador romano.
Las patillas están de moda desde comienzos de siglo. En sus comienzos son finas líneas que con el tiempo se van engrosando hasta ser barbas de la mejilla.
PERSONAJES
Josephine (esposa Napoleón), Mª Luisa (segunda esposa), Napoleón.
El gusto por los peinados naturales y los sencillos vestidos dura poco. Tanto los peinados como los vestidos adoptan formas más rígidas.
El cabello se retira de los lados y se ajusta atrás en un moño. A los lados caen cabellos cortos rizados. Los cabellos se sujetan con diademas, collares, peinetas, etc.
Los hombres llevaron el cabello corto, cayendo hacia delante, ondeados, sin raya. Este peinado “tipo César” es el que llevaba Napoleón que se consideraba sucesor del emperador romano.
Las patillas están de moda desde comienzos de siglo. En sus comienzos son finas líneas que con el tiempo se van engrosando hasta ser barbas de la mejilla.
PERSONAJES
Josephine (esposa Napoleón), Mª Luisa (segunda esposa), Napoleón.
ROMANTICISMO (1815 – 1848)
Mujeres
Entre 1820 y 1830, el peinado femenino se caracteriza por un ancho moño ajustado detrás de la cabeza y con rizos que caen en los laterales del rostro. Este peinado hace que el rostro parezca más alargado pues el moño lo alarga y los rizos delanteros lo adelgazan. Así se logra la impresión de una forma ovalada, uno de los ideales de la época.
Después de 1835 desaparece la construcción con los moños y el cabello largo se ajusta detrás de la cabeza con un rodete y los costados del rostro se adornan con largos y colgantes rizos de palo o guirnaldas de trenzados. El cabello se peina con raya en T, en U, en V y en Y.
Quien no tenía un cabello voluminoso utilizaba postizos de cabello o de seda. Los cabellos rojos o grises son indeseables y que son favoritos los negros aunque también se admiran los rubios.
Durante esta época, la mujer rara vez lleva el cabello descubierto. El peinado sencillo de las que no tienen tiempo para dedicarle consiste en el cabello dividido por una raya, liso, hacia atrás recogido en un simple moño.
Hombres
Los hombres de la época romántica manifiestan con sus peinados y sus barbas sus inclinaciones políticas.
En los años 20 el peinado es ligeramente ondulado y rizado. Los jóvenes preferían el pelo corto en la frente y patillas o barbas en las mejillas más o menos destacadas.
A partir de 1830 los cabellos fueron más largos y se usaron menos las tenacillas y en su lugar se usaba aceite para mantener su forma y darle brillo.
PERSONAJES
Josephine Baker, Antoine (peluquero), Mary Pickford, Rodolfo Valentino, Carlos Gardel, Mae West.
Mujeres
Entre 1820 y 1830, el peinado femenino se caracteriza por un ancho moño ajustado detrás de la cabeza y con rizos que caen en los laterales del rostro. Este peinado hace que el rostro parezca más alargado pues el moño lo alarga y los rizos delanteros lo adelgazan. Así se logra la impresión de una forma ovalada, uno de los ideales de la época.
Después de 1835 desaparece la construcción con los moños y el cabello largo se ajusta detrás de la cabeza con un rodete y los costados del rostro se adornan con largos y colgantes rizos de palo o guirnaldas de trenzados. El cabello se peina con raya en T, en U, en V y en Y.
Quien no tenía un cabello voluminoso utilizaba postizos de cabello o de seda. Los cabellos rojos o grises son indeseables y que son favoritos los negros aunque también se admiran los rubios.
Durante esta época, la mujer rara vez lleva el cabello descubierto. El peinado sencillo de las que no tienen tiempo para dedicarle consiste en el cabello dividido por una raya, liso, hacia atrás recogido en un simple moño.
Hombres
Los hombres de la época romántica manifiestan con sus peinados y sus barbas sus inclinaciones políticas.
En los años 20 el peinado es ligeramente ondulado y rizado. Los jóvenes preferían el pelo corto en la frente y patillas o barbas en las mejillas más o menos destacadas.
A partir de 1830 los cabellos fueron más largos y se usaron menos las tenacillas y en su lugar se usaba aceite para mantener su forma y darle brillo.
PERSONAJES
Josephine Baker, Antoine (peluquero), Mary Pickford, Rodolfo Valentino, Carlos Gardel, Mae West.
EL SIGLO XX-I (1900-1930)
El pasado siglo fue el que dio el empujón definitivo a la peluquería profesional. A pesar de que ya había hecho sus primeros pinitos unas décadas antes, fue en el siglo XX cuando surgieron los salones de belleza dedicados exclusivamente al cabello, cuando estos se acercaron al pueblo, cuando los productos específicos dejaron de ser artesanales y aparecieron las grandes firmas,
El pasado siglo fue el que dio el empujón definitivo a la peluquería profesional. A pesar de que ya había hecho sus primeros pinitos unas décadas antes, fue en el siglo XX cuando surgieron los salones de belleza dedicados exclusivamente al cabello, cuando estos se acercaron al pueblo, cuando los productos específicos dejaron de ser artesanales y aparecieron las grandes firmas,
Cuando hombres y mujeres decidieron dedicar parte de su presupuesto
familiar a arreglar su peinado y cuando surgieron las escuelas y los estudios
de peluquería.
Pero si hay un hecho verdaderamente destacable fue el acontecido en los años veinte: las mujeres se cortaron el pelo corto. Con la incorporación de las mujeres al trabajo, éstas habían dejado de peinarse solamente para arreglarse y habían empezado a buscar la comodidad. La evolución lógica de la búsqueda de lo práctico fue cortarse el pelo como un hombre: surgió el estilo garçon. En ese momento cortarse el cabello se convirtió en todo un símbolo de la mujer moderna. Inicialmente hubo quien consideró que el pelo corto femenino sería una moda pasajera, pero realmente se convirtió en una opción más, y una opción que siempre ha seguido ligada a las mujeres emprendedoras, atrevidas, independientes y modernas
Pocos años después empezaron a surgir los primeros sindicatos y asociaciones de peluqueros, sentando otra de las bases de lo que es la peluquería hoy en día.
En estos emocionantes años de principios de siglo otro invento revolucionó la peluquería: de la mano de Carlos Nessler apareció la permanente en caliente, y los rizos artificiales causaron furor durante décadas y en diversas formas y estilos.
PERSONAJES
Josephine Baker, Antoine (peluquero), Mary Pickford, Rodolfo Valentino, Carlos Gardel, Mae West.
Pero si hay un hecho verdaderamente destacable fue el acontecido en los años veinte: las mujeres se cortaron el pelo corto. Con la incorporación de las mujeres al trabajo, éstas habían dejado de peinarse solamente para arreglarse y habían empezado a buscar la comodidad. La evolución lógica de la búsqueda de lo práctico fue cortarse el pelo como un hombre: surgió el estilo garçon. En ese momento cortarse el cabello se convirtió en todo un símbolo de la mujer moderna. Inicialmente hubo quien consideró que el pelo corto femenino sería una moda pasajera, pero realmente se convirtió en una opción más, y una opción que siempre ha seguido ligada a las mujeres emprendedoras, atrevidas, independientes y modernas
Pocos años después empezaron a surgir los primeros sindicatos y asociaciones de peluqueros, sentando otra de las bases de lo que es la peluquería hoy en día.
En estos emocionantes años de principios de siglo otro invento revolucionó la peluquería: de la mano de Carlos Nessler apareció la permanente en caliente, y los rizos artificiales causaron furor durante décadas y en diversas formas y estilos.
PERSONAJES
Josephine Baker, Antoine (peluquero), Mary Pickford, Rodolfo Valentino, Carlos Gardel, Mae West.
EL SIGLO XX- XXI (1930-1960)
Años 30
La permanente eléctrica causó furor. El cabello se lleva rizado. Ondas al agua y cabello rubio es lo más solicitado. La moda la marcará el cine.
PERSONAJES
Marlene Dietrich, Jean Harlow, Greta Garbo, Edith Piaf.
Años 40: Segunda Guerra Mundial
La moda pasa a América, y la moda viene marcada por el cine. Se pone de moda el peinado “arriba España”. El sombrero se lleva en la primera parte de los años 40, y se lleva el cabello largo en la cara con ondas. El hombre lleva el cabello corto con bigote. La permanente se hace en frío.
PERSONAJES
Katherine Hephburn, Spencer Tracy, Clarck Gable, Errol Flynn, Gary Grant, Rita Haiworth, Humpfrey Boggart, Ingrid Bergman.
Años 50
Triunfa la peluquería francesa. Recogidos pequeños. La televisión causa furor. El rock toma poder. La época dorada de Hollywood influirá en todos los aspectos de la moda. En peluquería, las grandes ondas en el más puro estilo Vivien Leigh, Maureen O'Hara o Rita Hayworth se convirtieron en el máximo exponente de la elegancia. Sin embargo, si un peinado creó escuela fue el llamado Peek-a-boo-bang consistente en una abundante masa de cabello rubio platino ondulado que tapaba un ojo, popularizado por uno de los grandes mitos del celuloide: Veronica Lake (foto derecha).
Pero si hubo una actriz que determinó el tipo de trabajo que se realizaba en peluquería ésa fue Marilyn Monroe. Fue tal el éxito que consiguió tiñéndose de rubio platino, que miles de mujeres de todo el mundo no dudaron en emularla. Fueron tiempos de melenas rubias y onduladas, aunque no todo eran cascadas de cabello cayendo encima de los hombros. Los grandes crepados eran habituales en las calles, y las peluquerías tenían mucho más trabajo peinando que cortando o tiñiendo.
En lo que a productos se refiere fueron los años de mayor auge de lacas y plis que debían mantener intacto el laborioso trabajo de los peluqueros.
Cualquier mujer que se prestara debía acudir al salón como mínimo una vez por semana. Las medias melenas con puntas graciosamente inclinadas hacia fuera o las melenitas cortas con mucho volumen triunfaron también, siempre gracias a abundantes cantidades de fijación.
Entre los hombres fue más la música que el cine lo que popularizó determinados peinados, así en los 50 se extendió por todo el mundo el mítico tupé de Elvis, sostenido gracias a fuerte gomina (entonces brillantina).
[pic]
Anteriormente, sin embargo, era el pelo corto de estilo militar lo que más se había llevado, cómodo y práctico, el look se popularizó especialmente durante la guerra y la posguerra. En las grandes ciudades se completaba gracias también a la brillantina, usada en este caso para que ningún pelo se despegara de la posición exacta en la que el peine lo dejaba.
PERSONAJES
Marilyn Monroe, Jacqueline Kennedy, Audrey Hephburn, Grace Kelly, Marlon Brando, James Dean, Rock Hudson, Elvis Presley, Paul Newman, Brigitte Bardot
EL SIGLO XX-XXI (1960-1980)
En los años 60 y 70 se vive una auténtica revolución en lo referente a la moda del cabello. El peinado se convierte en una de las más características señas de identidad de cada persona, y especialmente los jóvenes.
Años 60
Durante estos años nacen muchas Corrientes. Se imponen los rulos y se abusa del cardado. Aparecen grandes volúmenes y se impone del uso de laca.
La peluquería pasa a la escuela inglesa. Triunfan los peinados geométricos y lisos. Nacen los hippies en Estados Unidos. Aparece la moda Mod, el pop-art, twist y guateques.
PERSONAJES
The Beatles, Rolling Stones, Vidal sassoon (peluquero), Twiggy Lawson, Jane Fonda, Rachel Welch, Robert Redford, Paul Newman, Clint Eastwood.
En los años 60 y 70 se vive una auténtica revolución en lo referente a la moda del cabello. El peinado se convierte en una de las más características señas de identidad de cada persona, y especialmente los jóvenes.
Años 60
Durante estos años nacen muchas Corrientes. Se imponen los rulos y se abusa del cardado. Aparecen grandes volúmenes y se impone del uso de laca.
La peluquería pasa a la escuela inglesa. Triunfan los peinados geométricos y lisos. Nacen los hippies en Estados Unidos. Aparece la moda Mod, el pop-art, twist y guateques.
PERSONAJES
The Beatles, Rolling Stones, Vidal sassoon (peluquero), Twiggy Lawson, Jane Fonda, Rachel Welch, Robert Redford, Paul Newman, Clint Eastwood.
Así, los rockabilies que habían surgido en la
década anterior se peinarán con un tupé al más puro estilo Elvis y lo
perpetuarán hasta los años 90. Los seguidores del movimiento beat imitarán a
The Beatles con sus melenitas y flequillos escandalizando a propios y extraños
con lo que entonces se consideraba una melenita demasiado larga para el público
masculino.
Años 70
En los 70 llegó la auténtica revolución de forma y color: el glam, con David Bowie en cabeza, propulsó el mullet (flequillo muy corto y pelo más largo en la nuca) que llegó a evolucionar hasta límites insospechados con el
Años 70
En los 70 llegó la auténtica revolución de forma y color: el glam, con David Bowie en cabeza, propulsó el mullet (flequillo muy corto y pelo más largo en la nuca) que llegó a evolucionar hasta límites insospechados con el
movimiento punk que construyó altas crestas de colores estridentes
sobre una base de mullet. También en los 70 escandalizaban los rastas, que
siguiendo los dreadlocks de Bob Marley triunfaron inicialmente entre el público
afro-americano, aunque en los 90 se popularizaron a todo tipo de público joven,
incluyendo a las chicas que en un primer momento se habían mostrado más
reticentes a adoptar este peinado.
Por su parte el movimiento hippie y posteriormente el grunge, propulsaron una moda anti-peluquería en la que lo que se priorizaba era un pelo descuidado, largo y caído de la manera más natural posible.
Sin embargo si hay dos peinados a resaltar de la moda cabello de los años 60 y 70 que se popularizaron de manera desorbitada, estos fueron la permanente y el bob. Los rizos exagerados a lo Jackson Five y el peinado de corte de paje que presentó inicialmente Vidal Sassoon, supusieron dos de las grandes fuentes de ingresos de los salones en esas dos décadas y la mayor parte de la posterior.
Por su parte el movimiento hippie y posteriormente el grunge, propulsaron una moda anti-peluquería en la que lo que se priorizaba era un pelo descuidado, largo y caído de la manera más natural posible.
Sin embargo si hay dos peinados a resaltar de la moda cabello de los años 60 y 70 que se popularizaron de manera desorbitada, estos fueron la permanente y el bob. Los rizos exagerados a lo Jackson Five y el peinado de corte de paje que presentó inicialmente Vidal Sassoon, supusieron dos de las grandes fuentes de ingresos de los salones en esas dos décadas y la mayor parte de la posterior.
Ambos buscaban algo que ha caracterizado la moda cabello de la edad
contemporánea: la comodidad, no sólo al llevarlo, sino al peinarlo.
Triunfa llongueras en toda Europa e Iranzo en peluquería de hombre. Henri Colomer se hace famoso en España por sus escuelas.
PERSONAJES
Olivia Newton John, Abba, Bee gees, Boney M, John Travolta, Ferrah Fawcet.
Triunfa llongueras en toda Europa e Iranzo en peluquería de hombre. Henri Colomer se hace famoso en España por sus escuelas.
PERSONAJES
Olivia Newton John, Abba, Bee gees, Boney M, John Travolta, Ferrah Fawcet.
SIGLO XX- XXI (1980-2000)
Años 80
Se crea una gran variedad de estilos. Aparece el concepto de tribus urbanas. Triunfa la música disco y pop. Hay mucha libertad de imagen.
En el mundo occidental la mujer ha conseguido emanciparse. Las mujeres quieren demostrar más que nunca que su profesionalidad no está reñida en ningún caso con su belleza y los cuidados que esta necesita. A su vez, el hombre no querrá ser menos, y empieza también a preocuparse cada vez más por su físico, a utilizar productos cosméticos, a seguir las tendencias de la moda y a no avergonzarse de dedicarse a los cuidados personales.
A partir de este momento, en peluquería se empiezan a crear tendencias, es decir que los estilistas proponen determinadas pautas de moda, pero sin imponerlas. Las tendencias forman corrientes a seguir que permiten que cada cual adapte a su gusto las propuestas de cada temporada. Color, textura, medida del cabello... quedan al gusto del consumidor. Así en los ochenta se llevaban los cabellos ondulados ligeramente, y en los noventa triunfaron los desfilados, los escalados y finalmente las extensiones, pero cada cual dio a estas ideas su toque personal.
[pic]
PERSONAJES
Madonna.
Años 90
Se minimiza el look. Explota el mundo de las supermodelos y gana mucha importancia Hollywood. La música techno y house, triunfan.
SIGLO XX-XXI.
Los inicios del nuevo milenio
Los pocos años de este nuevo milenio marcan un camino en el mundo de la peluquería que ya había empezado a ser trazado en la última década del S.XX. La mezcla de culturas, de estilos, el cambio constante, el atrevimiento ante formas y colores ha abandonado las pasarelas y las páginas de las revistas y ha invadido las calles.
Los grandes ídolos estéticos masculinos suelen surgir del mundo del deporte. Entre ellas siguen triunfando como ejemplos a seguir cantantes, actrices y top-modelos, los estilistas de las cuales cogen sus ideas de la calle.
Las extensiones fijas o de quita y pon, los baños de color, los postizos, los tintes de alta calidad que no dañan el cabello, las ceras, geles y espumas que texturizan y dan formas, los accesorios y complementos, los protectores solares y todos y cada uno de los productos que pueden encontrarse en el mercado formulados y/o diseñados para el cabello han convertido lo que era un lujo en una necesidad, y la industria de la belleza se ha entrado en la mayoría de hogares.
Jóvenes y no tan jóvenes reservan una parte de su presupuesto mensual a cuidar su cabello, a hacerlo cambiar, a colorearlo o darle forma... Empieza el milenio de la peluquería, el tiempo en que las barreras han sido derrocadas y cualquiera de los estilos que a lo largo de los siglos anteriores han triunfado ahora se puede ver en las cabezas de los/las más atrevidos y vanguardistas.
Los pocos años de este nuevo milenio marcan un camino en el mundo de la peluquería que ya había empezado a ser trazado en la última década del S.XX. La mezcla de culturas, de estilos, el cambio constante, el atrevimiento ante formas y colores ha abandonado las pasarelas y las páginas de las revistas y ha invadido las calles.
Los grandes ídolos estéticos masculinos suelen surgir del mundo del deporte. Entre ellas siguen triunfando como ejemplos a seguir cantantes, actrices y top-modelos, los estilistas de las cuales cogen sus ideas de la calle.
Las extensiones fijas o de quita y pon, los baños de color, los postizos, los tintes de alta calidad que no dañan el cabello, las ceras, geles y espumas que texturizan y dan formas, los accesorios y complementos, los protectores solares y todos y cada uno de los productos que pueden encontrarse en el mercado formulados y/o diseñados para el cabello han convertido lo que era un lujo en una necesidad, y la industria de la belleza se ha entrado en la mayoría de hogares.
Jóvenes y no tan jóvenes reservan una parte de su presupuesto mensual a cuidar su cabello, a hacerlo cambiar, a colorearlo o darle forma... Empieza el milenio de la peluquería, el tiempo en que las barreras han sido derrocadas y cualquiera de los estilos que a lo largo de los siglos anteriores han triunfado ahora se puede ver en las cabezas de los/las más atrevidos y vanguardistas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario